Os dejo la historia que ha escrito sobre San Mamés el periodista argentino Emiliano Pinson:
HISTORIAS DE MI ABUELA
No conocí a mi bisabuelo vasco, pero Flora Alvarez, su hija, mi abuela, la mamá de mi papá, que nació en el puerto de Buenos Aires, siempre me hablaba de Bilbao por las historias que le contaban a ella cuando se iba a dormir. Pero sobre todo me hablaba de San Mamés, la nueva casa del Athletic (piensen que ellos cruzaron en barco el océano a comienzos de la década del 20).
A mis 10 años, juntando cromos del Mundial de España, recuerdo el primer sobre que abrí,
y allí estaba la fotografía tomada desde el aire, con la remodelación hecha, pero con una
imagen que me enamoró para siempre. Ése fue el inicio de mi pasión, que con el tiempo se
convirtió en obsesión, y desde lejos, cuando no existía Internet, ni televisión por cable, era
difícil conseguir los resultados y las imágenes del Athletic Club.
Mi pasión por el futbol me llevo a estudiar periodismo deportivo (como futbolista no superé
la cantera) y mi profesión me hizo recorrer el mundo, pero nunca ese lugar, ese sitio del que
me hablaba mi abuela.
Pero, ¡pude cumplir mi sueño!...fui enviado a los Juegos Olímpicos de Londres para la
televisión argentina y como tenía vacaciones pendientes, decidí que era el momento justo
para sacar un pasaje y conocer Bilbao, y sobre todo San Mamés, sabiendo que sería la última
temporada.
Amanecí nervioso, llegué en bus desde el aeropuerto y comencé a caminar por la calle Luis
Briñas hasta que me choque con la mole de cemento, entré a su tienda, recorrí el museo, pasé por camerinos, me tomé fotos con el rostro de Pichichi, me senté en el sillón del Presidente , en el banquillo de suplentes, subí y bajé por las gradas como un niño de 5 años… pero en medio de aquel goce algo no me cerraba amigos hinchas del Athletic y es la sana envidia que les tengo ( ustedes cada dos semanas pueden ver al equipo entrando en La Catedral). Porque San Mamés es tal como lo imaginé en sueños, pero lo visité vacío, en pretemporada, en silencio…y se que el estadio es mágico también por los fanáticos…por eso, mas allá de la historia, barria tendrá ese sonido maravilloso que bajará desde la tribuna.
El espíritu del Athletic no morirá aunque nos mudemos enfrente, la historia la hacen los que ganan y los leones siempre la escribiremos. Por eso estos 100 años son de festejos, de alegría, quizás con una lágrima que cae sobre la mejilla, pero con felicidad, la misma que siento yo cuando recuerdo las historias que contaba mi abuela.
HISTORIAS DE MI ABUELA
No conocí a mi bisabuelo vasco, pero Flora Alvarez, su hija, mi abuela, la mamá de mi papá, que nació en el puerto de Buenos Aires, siempre me hablaba de Bilbao por las historias que le contaban a ella cuando se iba a dormir. Pero sobre todo me hablaba de San Mamés, la nueva casa del Athletic (piensen que ellos cruzaron en barco el océano a comienzos de la década del 20).
A mis 10 años, juntando cromos del Mundial de España, recuerdo el primer sobre que abrí,
y allí estaba la fotografía tomada desde el aire, con la remodelación hecha, pero con una
imagen que me enamoró para siempre. Ése fue el inicio de mi pasión, que con el tiempo se
convirtió en obsesión, y desde lejos, cuando no existía Internet, ni televisión por cable, era
difícil conseguir los resultados y las imágenes del Athletic Club.
Mi pasión por el futbol me llevo a estudiar periodismo deportivo (como futbolista no superé
la cantera) y mi profesión me hizo recorrer el mundo, pero nunca ese lugar, ese sitio del que
me hablaba mi abuela.
Pero, ¡pude cumplir mi sueño!...fui enviado a los Juegos Olímpicos de Londres para la
televisión argentina y como tenía vacaciones pendientes, decidí que era el momento justo
para sacar un pasaje y conocer Bilbao, y sobre todo San Mamés, sabiendo que sería la última
temporada.
Amanecí nervioso, llegué en bus desde el aeropuerto y comencé a caminar por la calle Luis
Briñas hasta que me choque con la mole de cemento, entré a su tienda, recorrí el museo, pasé por camerinos, me tomé fotos con el rostro de Pichichi, me senté en el sillón del Presidente , en el banquillo de suplentes, subí y bajé por las gradas como un niño de 5 años… pero en medio de aquel goce algo no me cerraba amigos hinchas del Athletic y es la sana envidia que les tengo ( ustedes cada dos semanas pueden ver al equipo entrando en La Catedral). Porque San Mamés es tal como lo imaginé en sueños, pero lo visité vacío, en pretemporada, en silencio…y se que el estadio es mágico también por los fanáticos…por eso, mas allá de la historia, barria tendrá ese sonido maravilloso que bajará desde la tribuna.
El espíritu del Athletic no morirá aunque nos mudemos enfrente, la historia la hacen los que ganan y los leones siempre la escribiremos. Por eso estos 100 años son de festejos, de alegría, quizás con una lágrima que cae sobre la mejilla, pero con felicidad, la misma que siento yo cuando recuerdo las historias que contaba mi abuela.