miércoles, agosto 25, 2004
BlogAthletic
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Cuando tenía 15 años me mandaron escribir un relato con el título de "mi peor pesadilla". Aprovechando que tiene que ver con el fútbol lo pongo aquí y sin modificarlo, de todas las formas hay que tener en cuenta que es del año 99.
Vi algo blanco. Durante unos instantes tuve la curiosidad de saber lo que era. Si en ese momento me hubiera dado cuenta de lo que me esperaba, no me hubiese ni acercado. Era de un tamaño bastante grande, con muchos focos, que por cierto parecía el concierto de El Fary, y se podían apreciar voces de fondo.
Según me iba acercando podía distinguir algo. Era una música un tanto extraña, pero bueno, se oía lo justo para pensar que aquello era un concierto de locos. Entre aplausos terminó aquella misteriosa canción, que dio paso a los pitidos y aplausos. Yo pensé: “los aplausos serán para El Fary que se va, y los pitidos para un amargado poeta que sale durante el descanso”.
Al fin llegué a ese muro blanco. Los focos me deslumbraban. No sabía por dónde entrar. No encontraba la puerta. Entonces fue cuando decidí dar la vuelta para encontrar la tan extraña puerta.
No me costó mucho encontrarla, pero lo hice, y ahí estaba, dispuesta a descubrir lo que deparaba aquella cosa tan grande. Fue entonces cuando un señor fuerte y con la porra en la mano me dijo: “Lo siento pero ya no quedan entradas”. Eso me hizo pensar que los de dentro estaban recién salidos del manicomnio, o que no era un simple concierto de El Fary.
Si tenía tantas ganas de ver eso, qué mejor que esperar a que acabase el concierto.
Me senté a la perta con aquel señor. Después de una corta conversación, se me ocurrió preguntarle cómo se llamaba. Tenía un nombre un poco anticuado. Se llamaba Eustaquio.
¡Ya era hora! –Exclamé.
Empezó a salir una especie de masa humana. Aquello era horrible. Después de tanto esfuerzo, conseguí entrar. Pero al ver muchas escaleras, comencé a subir y me perdí. Hasta que finalmente, vi una sala. Entré, y en ese momento me quedé alucinada.
¡Qué mal! Encima salió un hombre de pantalón corto que eran de color blanco. Y sin que yo le dijera nada me dijo: “Cuando nos duchemos todos te atendemos, yo soy de los que creo que la afición es lo primero”. ¿Qué afición? Veía tan borroso, que no podía distinguir quién era.
Entonces esta persona entró a ducharse mientras a mí me daba un ataque de histeria.
Mientras los chavales se echaban la colonia y la gomina, me fui a buscar otra sala. Fue en la sala llamada “la 7º ya está aquí” donde vi el no va más. Era Lorenzo Sanz, pelo canoso, de unos 59 años, y llevaba el típico puro en la mano. En ese momento supe dónde me había metido: como no, estaba en el Bernabeu.
Parecía que hablaba de un asunto interesante. Entonces me quedé a escuchar. Más tarde me di cuenta de que la otra persona con la que estaba hablando no era de ese club, era el árbitro de fútbol Fernández Marín, y estaban negociando para el siguiente partido. Me puse de los nervios, porque encima siempre se están quejando, de que si el partido Real Madrid- Barça ha llegado muy pronto... Lo que ellos no tienen en cuenta es que sus aficionados tiran porterías y asientos, contratan a un brasileño para cantar la canción el cola cao, otro que insulta en una rueda de prensa etc. Y durante los partidos, hay penaltis fantasmas a favor del R.Madrid, Hierro que hace 12 faltas por partido nunca es expulsado, y luego, se están quejando de que si a Roberto Carlos le han sacado una tarjeta amarilla que no era... y cosas así.
Bueno, ya era hora de irse, pero la pesadilla aún no había acabado. De pronto apareció alguien, muy bien peinado y que por lo poco que pude ver, parecía llevar una sudadera gris y unos pantalones vaqueros. Me invitó a pasar a la sala y me dijo: “Me ha dicho mi compañero que eres una aficionada, y por eso quiero que conozcas a tus ídolos”.
¡Casi me da un pasmo! ¿Qué hacía yo allí? Empecé a correr buscando desesperadamente la salida.
Al llegar a la puerta, no podía abrirla, empujaba y empujaba, pero la puerta no se abría, hasta que... ¡Ah! Menudo alivio, creo que todo ha sido un sueño... Espero no tener pesadillas de este tipo nunca más.