Otro relato curioso que he leido:
A Agustín Sauto Arana le confundieron el apellido a lo largo de unos cuantos años, hasta el punto de que, por entonces, en la prensa se le llamaba Sautu, incluso durante los primeros tiempos de su estancia en el Athletic. Poco importaba, porque todos le conocían como Bata, un apelativo ganado de chaval, ya que no se quitaba la blusa confeccionada por su madre con el fin de resguardar de la suciedad otras prendas más importantes.
Hubo unanimidad en proclamar que era el delantero
centro ideal; que el equipo rojiblanco iba a beneficiarse de sus
virtudes realizadoras. Y a fe que no se equivocaron. Bata logró muchísimos goles
durante su permanencia en el club (con una media de casi uno por cada
partido disputado), lo que provocó una rendida admiración general. Cómo
sería, que ya en el año referido se le apodaba con definiciones de
singular calibre. Lean: El Bertha bilbaino. El terror de San Mamés y El león enfurecido. Cuatro motes para un solo jugador. Los críticos rememoraban al
irunés Zabala y a José Mari Laca para proclamar que
se trataba de un digno heredero. Las estadísticas confirman que les
superó.
La financiación del Euzkadi para su gira soviética
Hace 4 meses
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